"Los periódicos se hacen, en primer lugar, para que los lean los periodistas; luego los banqueros; más tarde, para que el poder tiemble y, por último e inexistente término, para que los hojee el público." Antonio Fraguas, "Forges", humorista español. * "Una prensa libre podrá ser buena o mala, pero sin libertad la prensa siempre es mala." Albert Camus, escritor francés. * "La literatura es el arte de escribir algo que se lee dos veces; el periodismo, el de escribir algo que se lee una vez." Cyril Connolly, escritor británico *







miércoles, 8 de septiembre de 2010


ADOLESCENTES
LAURA CAPMANY
"ABC", 8-9-2010


A veces, cuando me veo a mí misma diciendo o haciendo alguna tontería, cometiendo errores, otorgándome un premio que no merezco, cargando con mil culpas irreales, soñando con lugares, llamadas o aventuras rebosantes de efectos especiales, cuando me malhumoro sin motivo, o le pido a la noche burbujas imposibles, o disfrazo una excusa de argumento, cuando peco de injusta, de indiscreta o sobrada, cuando hasta un buen consejo me parece un ultraje, cuando se me desbocan los caballos del ego, confieso que es vergüenza lo que siento. Cualquier día de éstos me hago un tatuaje.
Me doy, como disculpa, que vivo, o sobrevivo, en una sociedad adolescente. Occidente, con todas sus fachadas, empieza a parecerse a un gran parque temático. Estamos rodeados de mensajes idiotas, productos fascinantes que no sirven de nada, carruseles sin rumbo, pero muy coloridos, iconos infantiles, edenes tuneados, sueños de purpurina, leyes algodonosas, amigos virtuales, vídeos de Lady Gaga, principios anodinos, pasiones reciclables, humores caprichosos, demagogias baratas, caras de malas pulgas, rencores africanos… Bueno y también arrobos ojidelicuescentes, como el de la Pajín saludando a Raúl Castro.
Es como una epidemia, este triunfo abusivo de los adolescentes. Ni saben, ni contestan, ni saludan. Usan a los adultos, dirigen las escuelas, esperan al crepúsculo para ponerse en marcha, no dan un palo al agua así se rompa el cielo, se gastan un dinero que ignoran dónde crece, invocan sus derechos, cincelan sus perfiles, se agujerean la lengua, la nariz o el ombligo, consumen ropa, bollos y cultura basura, y todos quieren «fa l'americano». Y nosotros, tragando. Y nosotros, tratando de bajar a su altura. Admitamos sin pena que han vencido. Y que Snoopy nos pille confesados.

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